lunes, 16 de julio de 2012

Prevenir la Drogo-dependencia

Datos fundamentales para prevenir la dependencia de la droga en sus hijos, como evitarlo, como hablarles, sugerencias para las diferentes edades y todo sobre como Prevenir la Drogadependencia.

Los desafíos de la vida contemporánea, nos enfrentan a una sociedad en la que sólo se ofrece una ideología del éxito fácil, la ley del menor esfuerzo, el individualismo a ultranza y el sálvese quien pueda. Ideología en la que se construye el esquema de creencias y valores típicamente adictivo. En este contexto, el desafío que enfrenta cada escuela y cada familia, es construir sus propios valores y normas internas y defenderlas. Construir su propio universo en donde las cosas sí funcionen. Esto exige una renovación y creatividad por parte de las familias y de los profesionales en las diversas áreas, para poder generar alternativas válidas que promuevan un ambiente favorable para la educación y el crecimiento de una generación de individuos funcionales y productivos para la sociedad y para sí mismos.
 Hoy, en países como la Argentina, casi el 50% de los adolescentes prueban drogas y de estos, ¿cuál es el porcentaje que continúan consumiendo? Es incierto. Esto dependerá de algunos factores como las características de personalidad, el contexto familiar y social al que pertenecen.

Promover conductas sanas
La prevención en adicciones clásica dependía casi exclusivamente de la información, tanto para los adolescentes, como para los padres y docentes. Esta información se refería a los tipos de drogas que existían, como se consumían y que efectos producían. Este tipo de prevención concluyó por ser en algunos casos una propaganda más que una estrategia preventiva.

Actualmente el paradigma de la prevención, su filosofía, es la promoción de conductas sanas, objetivo que sólo se puede lograr abordando al individuo desde su más temprana infancia. En esa etapa se forma su sistema de creencia, su sistema de control, sus pautas de interacción, sus valores morales y su socialización. Es en este punto donde las instituciones (como la familia, la escuela etc.,) ocupan un papel preponderante en la formación de un sujeto libre de conductas marginales, sujeto apto para la convivencia en sociedad.

La clave de la prevención es la capacitación de los padres y docentes, es por esto que a continuación enumeraremos algunos mínimos lineamientos para que puedan empezar.
La mejor prevención empieza por casa
Hace poco tiempo las relaciones entre padres e hijos estaban teñidas por una filosofía sumamente Normativa, basada en la puesta de límites, pero muy poco diálogo. Hoy parece que esta generación se ha ido al extremo opuesto. Actualmente la filosofía es sumamente Nutritiva, prepondera lo emocional por sobre lo normativo, tenemos niños pequeños conduciendo los hogares, con todo lo que esto implica.

Por otro lado, el cambio en el lugar de la mujer dentro de la sociedad generó otro enemigo para la educación de nuestros hijos: la culpa de estar afuera de la casa, trabajando. Esta culpa nos hace claudicar a la hora de poner un límite. Hoy encontramos padres excesivamente permisivos que confunden amor con "dejar hacer".

La pareja, un trabajo en conjunto
Es necesario que nos pongamos de acuerdo. Los lineamientos en casa tienen que ser parejos, no podemos decirles "no" y el otro progenitor al mismo tiempo decir "si". Los desacuerdos maritales se ven reflejados en el síntoma de un hijo. El pondrá a prueba a la pareja. Desde bebé, el niño detecta las fisuras entre los padres y las aprovecha para poder hacer lo que él quiere. Esto le da el poder de fracturar a la pareja, cuestión que lo deja en la indefensión y el pánico.

Sugerencias para las diferentes etapas
De 0 a 3 años: El bebé en sus primeros meses de vida depende exclusivamente de nosotros, no sólo para comer, dormir y vestirse, sino para comunicarse. Pasados los primeros tres meses de vida, somos nosotros con nuestras actitudes los que le iremos comunicando al bebé quién determina los tiempos de dormir, de jugar, de comer, etc. 

También irá decodificando el tipo de pareja que tienen sus padres, si están integrados o fracturados.
Pongámonos de acuerdo.
Enseñémosle a esperar.
Tantos juguetes, logrará contactarse con alguno?
Esa abuela que lo cuida, ¿continúa con los lineamientos de los padres?
De 3 a 6 años: Dediquémosle tiempo para jugar y charlar, enseñémosle que es en el seno familiar donde se resuelven las dudas los miedos y las dificultades.
Mostrémosle que él también es responsable de algunas cosas en casa, no esperemos a la adolescencia para que se haga la cama, etc., en ese momento será más difícil.
La escuela, será el lugar en donde este niño empezará a vivir en sociedad. Testeemos cómo lo hace. Es necesario integrar a la escuela en la alianza educativa. No mostremos fracturas con la institución.
Comencemos a informar al niño sobre la diferencia entre lo nutritivo y lo tóxico, comenzando por los alimentos, las golosinas y las actividades en general.
De 6 a 10 años: En esta etapa comienzan a consolidarse y fijarse las normas de la familia en la psiquis del niño. Seamos lógicos, coherentes y constantes. No es necesario poner límites con violencia. El límite con amor es fundamental y efectivo. Veamos que el balance entre privilegios y responsabilidades sea viable. Si ponemos una penitencia, ¡cumplámosla!.

Es importante familiarizarse con las amistades de nuestros hijos; el contexto social en algunos momentos será definitorio.

La comunicación en esta etapa va cobrando aún mas relevancia. Es importante que nuestro hijo sepa que cuenta con nosotros. Escuchemos, transmitamos mensajes claros, seamos modelos del buen comportamiento, recordemos que la comunicación no es sólo verbal. Pensemos que la hora de cenar o de almorzar son espacios ideales para la comunicación, no los desaprovechemos mirando TV.
De 13 a 15 años: Muchos jóvenes comienzan en esta época a utilizar drogas. Conozcamos los amigos de nuestros hijos. Contrastemos la influencia del entorno, reforcemos normas y modelos a imitar.
Expliquémosle que el efecto desfavorable de las drogas se ve con el tiempo. El uso de drogas es inmanejable, aunque hoy el mensaje social sea otro. Informémosles que es ilícito y que "no todos lo hacen".

Enseñémosle a nuestro hijo a decir "no". Entrenemos situaciones supuestas en las que recibirá este tipo de propuestas y cómo hacer para rechazarlas sin sentirse un "tonto".
Estemos atentos a sus actitudes: si estas comienzan a cambiar bruscamente, consultemos a un centro de rehabilitación.

Estas actitudes podrían ser: llegadas tarde a casa, cambios de humor repentinos, dormir demasiado, cambiar de amistades, bajo rendimiento escolar, etc.

De 15 a 18 años: Adelante con los lineamientos. Van a surgir situaciones cada ves mas difíciles, ya que las horas no supervisadas cada vez son mayores. Estimulemos a nuestro hijo para que haga actividades de acción social, deportivas, culturales, es importante reducir el tiempo libre. El ocio debe ser creativo. Comuniquémonos con los padres de sus amigos, para así poder armar una red de contención.

Estemos en comunicación con la escuela y procuremos que la Institución también esté interesada en la prevención del consumo de sustancias.

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