Datos
fundamentales para prevenir la dependencia de la droga en sus hijos,
como evitarlo, como hablarles, sugerencias para las diferentes edades y
todo sobre como Prevenir la Drogadependencia.
Los desafíos de la
vida contemporánea, nos enfrentan a una sociedad en la que sólo se
ofrece una ideología del éxito fácil, la ley del menor esfuerzo, el
individualismo a ultranza y el sálvese quien pueda. Ideología en la que
se construye el esquema de creencias y valores típicamente adictivo. En
este contexto, el desafío que enfrenta cada escuela y cada familia, es
construir sus propios valores y normas internas y defenderlas. Construir
su propio universo en donde las cosas sí funcionen. Esto exige una
renovación y creatividad por parte de las familias y de los
profesionales en las diversas áreas, para poder generar alternativas
válidas que promuevan un ambiente favorable para la educación y el
crecimiento de una generación de individuos funcionales y productivos
para la sociedad y para sí mismos.
Promover conductas sanas
La
prevención en adicciones clásica dependía casi exclusivamente de la
información, tanto para los adolescentes, como para los padres y
docentes. Esta información se refería a los tipos de drogas que
existían, como se consumían y que efectos producían. Este tipo de
prevención concluyó por ser en algunos casos una propaganda más que una
estrategia preventiva.
Actualmente el paradigma de la prevención, su
filosofía, es la promoción de conductas sanas, objetivo que sólo se
puede lograr abordando al individuo desde su más temprana infancia. En
esa etapa se forma su sistema de creencia, su sistema de control, sus
pautas de interacción, sus valores morales y su socialización. Es en
este punto donde las instituciones (como la familia, la escuela etc.,)
ocupan un papel preponderante en la formación de un sujeto libre de
conductas marginales, sujeto apto para la convivencia en sociedad.
La
clave de la prevención es la capacitación de los padres y docentes, es
por esto que a continuación enumeraremos algunos mínimos lineamientos
para que puedan empezar.
La mejor prevención empieza por casa
Hace
poco tiempo las relaciones entre padres e hijos estaban teñidas por una
filosofía sumamente Normativa, basada en la puesta de límites, pero muy
poco diálogo. Hoy parece que esta generación se ha ido al extremo
opuesto. Actualmente la filosofía es sumamente Nutritiva, prepondera lo
emocional por sobre lo normativo, tenemos niños pequeños conduciendo los
hogares, con todo lo que esto implica.
Por otro lado, el cambio en
el lugar de la mujer dentro de la sociedad generó otro enemigo para la
educación de nuestros hijos: la culpa de estar afuera de la casa,
trabajando. Esta culpa nos hace claudicar a la hora de poner un límite.
Hoy encontramos padres excesivamente permisivos que confunden amor con
"dejar hacer".
La pareja, un trabajo en conjunto
Es
necesario que nos pongamos de acuerdo. Los lineamientos en casa tienen
que ser parejos, no podemos decirles "no" y el otro progenitor al mismo
tiempo decir "si". Los desacuerdos maritales se ven reflejados en el
síntoma de un hijo. El pondrá a prueba a la pareja. Desde bebé, el niño
detecta las fisuras entre los padres y las aprovecha para poder hacer lo
que él quiere. Esto le da el poder de fracturar a la pareja, cuestión
que lo deja en la indefensión y el pánico.
Sugerencias para las diferentes etapas
De
0 a 3 años: El bebé en sus primeros meses de vida depende
exclusivamente de nosotros, no sólo para comer, dormir y vestirse, sino
para comunicarse. Pasados los primeros tres meses de vida, somos
nosotros con nuestras actitudes los que le iremos comunicando al bebé
quién determina los tiempos de dormir, de jugar, de comer, etc.
También irá decodificando el tipo de pareja que tienen sus padres, si están integrados o fracturados.
Pongámonos de acuerdo.
Enseñémosle a esperar.
Tantos juguetes, logrará contactarse con alguno?
Esa abuela que lo cuida, ¿continúa con los lineamientos de los padres?
De
3 a 6 años: Dediquémosle tiempo para jugar y charlar, enseñémosle que
es en el seno familiar donde se resuelven las dudas los miedos y las
dificultades.
Mostrémosle que él también es responsable de algunas
cosas en casa, no esperemos a la adolescencia para que se haga la cama,
etc., en ese momento será más difícil.
La escuela, será el lugar en
donde este niño empezará a vivir en sociedad. Testeemos cómo lo hace. Es
necesario integrar a la escuela en la alianza educativa. No mostremos
fracturas con la institución.
Comencemos a informar al niño sobre la
diferencia entre lo nutritivo y lo tóxico, comenzando por los alimentos,
las golosinas y las actividades en general.
De 6 a 10 años: En
esta etapa comienzan a consolidarse y fijarse las normas de la familia
en la psiquis del niño. Seamos lógicos, coherentes y constantes. No es
necesario poner límites con violencia. El límite con amor es fundamental
y efectivo. Veamos que el balance entre privilegios y responsabilidades
sea viable. Si ponemos una penitencia, ¡cumplámosla!.
Es importante familiarizarse con las amistades de nuestros hijos; el contexto social en algunos momentos será definitorio.
La
comunicación en esta etapa va cobrando aún mas relevancia. Es
importante que nuestro hijo sepa que cuenta con nosotros. Escuchemos,
transmitamos mensajes claros, seamos modelos del buen comportamiento,
recordemos que la comunicación no es sólo verbal. Pensemos que la hora
de cenar o de almorzar son espacios ideales para la comunicación, no los
desaprovechemos mirando TV.
De 13 a 15 años: Muchos jóvenes
comienzan en esta época a utilizar drogas. Conozcamos los amigos de
nuestros hijos. Contrastemos la influencia del entorno, reforcemos
normas y modelos a imitar.
Expliquémosle que el efecto desfavorable
de las drogas se ve con el tiempo. El uso de drogas es inmanejable,
aunque hoy el mensaje social sea otro. Informémosles que es ilícito y
que "no todos lo hacen".
Enseñémosle a nuestro hijo a decir "no".
Entrenemos situaciones supuestas en las que recibirá este tipo de
propuestas y cómo hacer para rechazarlas sin sentirse un "tonto".
Estemos atentos a sus actitudes: si estas comienzan a cambiar bruscamente, consultemos a un centro de rehabilitación.
Estas
actitudes podrían ser: llegadas tarde a casa, cambios de humor
repentinos, dormir demasiado, cambiar de amistades, bajo rendimiento
escolar, etc.
De 15 a 18 años: Adelante con los lineamientos. Van
a surgir situaciones cada ves mas difíciles, ya que las horas no
supervisadas cada vez son mayores. Estimulemos a nuestro hijo para que
haga actividades de acción social, deportivas, culturales, es importante
reducir el tiempo libre. El ocio debe ser creativo. Comuniquémonos con
los padres de sus amigos, para así poder armar una red de contención.
Estemos
en comunicación con la escuela y procuremos que la Institución también
esté interesada en la prevención del consumo de sustancias.
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